que haber algunos a los que cuidar y gobernar!—, y es nuestra convicción que el Espíritu Santo nombra a algunos en la Iglesia de Dios para que se desempeñen como obispos, mientras que a otros les da la disposición de dejarse cuidar para su propio bien. No todos están llamados a trabajar con la palabra y la doctrina, ni a ser ancianos, ni a ejercer las funciones de obispo. Tampoco deberían aspirar a dichas tareas, ya que los dones necesarios para las mismas no se prometen a todos en ningún sitio.
Page 47